miércoles, 2 de marzo de 2011

Ma voix (L' histoire)

Dos peces estudiaron para ser locutores, como buenos estudiantes se graduaron... Y el día que salieron al aire? Qué pasó?


-- Se murieron
!!!



--- “Oooojo, ooojo, coqui , coquiiii coqui.... táaa!!!” …

Dicen que esas fueron de mis primeras canciones inventadas, de mis primeras palabras, luego iban a sonar muchas y “muy clarito”, porque mis mejores clases del habla durante la infancia las recibí de Jacobo Zabludovsky, las tomaba todas las mañanas cuando mamá se iba a la cocina y nos dejaba en la recámara con la tele encendida para ver a ese señor recitando las noticias... De mi hermano se burlaban por ser tan chico y saberse todas esas palabras domingueras, a mí me fue mejor... esta voz sirvió para los concursos de oratoria en la primaria, para memorizar y recitar: “Don Benito Juárez nació en Guelatao, Oaxaca…”


En realidad nunca me había percatado de que tenía una voz, naces con ella (o no), y aprendes a usarla con las funciones básicas: levantas la nota cuando quieres gritarle a alguien, copias la risa de tus amigos, tarareas canciones… pero si no tienes planeado dedicarte a hablar no te enteras de que es un instrumento poderoso.


Cuando noté su presencia también percibí su tendencia “de closet”, la guardaba lo más posible por 2 motivos: el primero, muy echa culpas, es que mis padres me dijeron desde pequeña que “los niños no interrumpen en las conversaciones de adultos”... se me olvidó preguntar: “¿Y exactamente cuándo seré adulto?” Esa pequeña prohibición salida del manual de las buenas costumbres le dió en la torre a mi libertad de opinión por muchos años, peeero nadie se preocupe, ya lo he superado.

La segunda razón trata del pánico escénico, del temor a equivocarse, cada que estaba frente a cualquier público unas oleadas de miedo corrían como en olimpiada por todo mi cuerpo; al llegar a su meta, yo ya había experimentad sudor frío, náuseas, mareo... y una consecuente parálisis en la habilidad mental.

…Un día, por accidente llegué a trabajar en radio, por accidente y ocio me inscribí a un taller de locución, entré haciendo zoom a la idea de que “yo sólo quería aprender a escribir para la radio”; pero como soy la diosa de las cosas improbables… una mañana no hubo locutor y mi jefe dijo: -¿Puedes o no puedes?, entonces otra vez por accidente estaba yo ahí de suplente frente a un micrófono hablándole a quién sabe quienes... Y pues como dice la canción: “No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte... en este caso.... que el terror”. A base de ensayos y errores ahora hasta me gusta hablar con ellos, espero estén bien o les doy consejos... están ahí pero todavía no me los imagino, me preocupa mucho lo que escuchan, si les gusta, si lo entienden... me ahogo en una infinidad de inútiles “si-si-sis”.


Escribiendo esto veo cómo todo en la vida es un círculo perfecto, todo está conectado... la nueva vida al lado de mi voz es un esfuerzo, un nuevo trabajo, una honda experiencia muy maravillosa.