domingo, 4 de julio de 2010

… El Eclipse fue parcial

Sólo un joven vampiro del siglo pasado preferiría esperar hasta el matrimonio para tener sexo con su novia virgen, eso es lo que podríamos amar de Edward Cullen. Igual nos gusta que la bella-Bella tome la batuta de esa relación y su personaje realice un empleo magistral del biopoder.

Me preguntaba ¿qué es lo que me gusta más de esta novela de la escritora gringa Stephanie Meyer? Y la respuesta es simple, que la heroína quiera-quiera y que el héroe nomás no, es estimulante, morboso, que en estos tiempos donde todo está permitido alguien juegue con su hedonismo y se sacrifique… eso aumenta el valor de la recompensa. El ser conservador en estos tiempos, para su humilde servilleta, sería un ejercicio casi erótico.

La película Eclipse estrenada este verano, es la tercera entrega de la saga; con la modalidad de estar en dos partes. Pero no será larga la espera, la secuela de esta historia donde el sol se oculta tras la luna, vendrá en diciembre de 2010.

En la trama, Bella y Edward se hallan disfrutando del momento cumbre y más estable de su historia romántica, los planes de matrimonio son inminentes, así como la futura conversión de Bella Swan en una total vampiresa. La fecha para volverse inmortal está fijada y antes de la misma habrá peligros por sortear, eventos bélicos donde los enemigos naturales (lobos y vampiros) se unirán insólitamente para proteger lo que parece ser el centro de Forks, la mujer de la que están enamorados Edward y Jacob Black -este último el macho alfa de los lobos-. Se seguirán conociendo pedazos del pasado de los demás personajes, las leyendas en la reserva de La Push, así como las vidas de los Cullen antes ser una familia de vampiros vegetarianos muy unida.

Habrá escenas un tanto lentas, otras que en determinado momento nos remitirán a la noche de los muertos vivientes en formato cursi, cuadros estáticos de romance algo carentes de acción, pasión y de una banda sonora que invite a sentir punzadas en el corazón(suelo).

La pareja protagónica pasa por el período donde Adán y Eva se aburren del paraíso y necesitan algo más, el paso siguiente en este caso es el conocimiento mutuo en el plano sexual. Pero hay impedimentos, como los tiernos valores del centenario novio, quien prefiere “esperar”, causando gracia al auditorio: algún asistente expresará “para eso me gustabas”, pero se entiende, pues Bella es frágil, su humanidad le hace irresistible y vulnerable a la vez.

Pese al desfile de actores y actrices esculturales que no dejan de ser un plus en la cinta, sigue sucediendo... pocas veces las películas han superado al libro y este caso no es la excepción.

Obligué a un amigo a verla, maliciosamente y con la intención de aguijonear su paciencia y hombría, pero... debo decirlo, aguantó como los machos, se acomodó en la butaca y no se durmió.